Hay ciudades que, por su tranquilidad, se asemejan al fluir de un arroyo manso, con calles limpias y ordenadas, con grandes árboles que bordean avenidas. Hay otras que se pueden comparar con el ruido estrepitoso de las cataratas por su ir y venir vertiginoso y la cantidad de gente y de automóviles que recorren su mapa urbano. Siguiendo con este ejercicio de comparaciones podríamos decir que la ciudad de Las Vegas, en el estado de Nevada, sería algo así como un estruendoso y colorido fuego artificial, recortándose en el cielo oscuro y monótono, llenándolo de esa alegría efímera y luminosa que estamos casi obligados a mirar cada vez que sucede.
El mayor porcentaje de reservaciones de hoteles en Nevada se encuentra en esta ciudad y no es un dato que nos sorprenda puesto que su nombre trasciende las fronteras del territorio estadounidense y llega como propuesta tentadora a todas partes del mundo. Esa gran publicidad que tuvo siempre Las Vegas tiene mucho que ver con el lugar casi privilegiado que tuvo en gran parte de las películas de la industria cinematográfica hollywodense que se vio más que beneficiada con la imagen de comodín de una ciudad en la que prácticamente todo podía pasar.
La reserva en el hotel The Mirage Resort and Casino en Las Vegas, en la avenida Las Vegas Strip, nos permite rodearnos de esas imágenes míticas que hemos visto en las películas una y otra vez. Y dejarnos bañar por el relejo de las luces de todos colores que nos anuncian otros hoteles, casinos, salones de fiestas, restaurantes y negocios. La oferta es siempre tentadora y lúdica en esta ciudad, como si constantemente se barajaran las cartas para una nueva aventura.
Esta permanente sensación de aventura y de riesgo, pero también de posibilidad de triunfo, requiere de un contraste necesario a la hora de descansar, el único momento del día en que podemos dejar en reposo nuestros sentidos antes de exponernos de nuevo a la ciudad. Ese momento necesita de comodidad y silencio, pero también de funcionalidad y modernidad, y es ello lo que nos ofrece The Mirage Resort and Casino, un hotel que combina el descanso y la experiencia típica de juego en Las Vegas.
The Mirage despliega ante los huéspedes todo lo que podemos encontrar en la ciudad, pero en un solo lugar: la inevitable atracción del azar, los espectáculos musicales y de entretenimiento de primera categoría, la gastronomía más exquisita y, como no podría ser de otra manera, el otro gran clásico: las bodas en Las Vegas. Esta última opción es uno de los innegables encantos de la ciudad en la que muchas parejas deciden apostar no solo al juego sino al amor. Este hotel hace posible que disfrutemos de esa espontaneidad pero también nos brinda la organización necesaria para que disfrutemos cada detalle de un momento tan especial.
La diversión durante el día no tiene nada que envidiarle a la de la noche y tenemos, dentro de las instalaciones del hotel, las opciones que nos dan el Spa y un gran número de tiendas y boutiques donde entretenernos hasta que vuelva la noche y se enciendan, nuevamente, todas las luces de una ciudad que sigue brillando como los más hermosos fuegos artificiales.
Nuria Esper
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